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¿Es verdad que las personas negras no resisten la altura?

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Tarde o temprano teníamos que llegar a ciertos mitos que alimentan el imaginario popular.  En este caso, la pregunta alude a cierta creencia expresada en la frase “gallinazo no canta en puna”. En principio, declaro que la misma contiene un matiz racista deleznable para este club. Y sin embargo, vale la pena indagar por su sustento. La respuesta más contundente proviene de un estudio realizado años atrás por científicos de la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH) acerca del rendimiento físico de futbolistas negros en escenarios de los andes. A muchos les sorprenderá saber que, a despecho de la superchería general, los deportistas de origen afroperuano pueden tener ventaja para aclimatarse a esas condiciones extremas.

El estudio se titula precisamente “Gallinazo no canta en puna: la aclimatación del futbolista de raza negra a la altura” (Lima, 1998). El doctor Gustavo F. Gonzales, director del Instituto de Investigaciones de la Altura de la UPCH, dirigió un equipo médico que debía tomar las pruebas y estadísticas para confirmar o descartar ese mito popular. Los investigadores acompañaron a la selección peruana de fútbol a un viaje de aclimatación al Cusco, donde se jugaría un partido. El seleccionado estaba compuesto por cuatro segmentos raciales: blancos, negros, morenos y mestizos. Para evaluar su rendimiento, los especialistas tomaron en cuenta criterios sugeridos por el entrenador y el comando técnico. Se trataba de evaluar la resistencia y no el aspecto técnico.

“Cuando se analiza el puntaje en función de la raza, se puede observar que de los cinco jugadores que obtuvieron los más altos puntajes de resistencia a la altura, tres fueron de raza negra y uno es moreno (con componente negro)”, indican las conclusiones del doctor Gonzales. En términos estadísticos, los hallazgos son todavía más sugerentes: “de los seis jugadores de raza negra que participaron en la evaluación, tres estuvieron entre los cinco primeros lugares de puntuación, lo que representa el 50%, en tanto que de ocho jugadores de raza blanca, solo uno se encontraba en los cinco primeros puestos, lo que representa el 12.5%”.

Las pruebas arrojaron conclusiones que, saltándonos el detalle de los números, pueden resumirse así: primero, que a la semana de aclimatación los jugadores negros alcanzaban mejor rendimiento que los blancos; segundo, que la aclimatación es mucho más rápida en jugadores negros que en sus colegas blancos. “Es probable que esta diferencia en la resistencia física se deba a que la frecuencia cardiaca en reposo en los jugadores negros el día 6 de la exposición a la altura (cuando se produce la prueba de resistencia física) se encuentra en valores bajos en la mayoría de jugadores, en tanto que en los jugadores blancos existen aun varios que tienen valores por encima de 70 pulsaciones por minuto”, refiere el reporte. Parte de los resultados puede verse en el siguiente cuadro tomado del libro “El fútbol y la aclimatación a la altura”.

Puntaje para el rendimiento físico en la altura de Cusco (3.400 m) al sexto día de aclimatación.

Jugador / Puntaje / Raza
01 / 8.6 / Blanco
02 / 8.3 / Negro
03 / 8.3 / Negro
04 / 8.3 / Moreno
05 / 8.0 / Negro
06 / 7.6 / Blanco
07 / 7.6 / Blanco
08 / 7.6 / Mestizo
09 / 7.5 / Mestizo
10 / 7.5 / Mestizo
11 / 7.3 / Mestizo
12 / 7.3 / Mestizo
13 / 7.0 / Negro
14 / 7.0 / Negro
15 / 7.0 / Blanco
16 / 7.0 / Blanco
17 / 7.0 / Blanco
18 / 7.0 / Blanco
19 / 7.0 / Blanco
20 / 6.6 / Negro


Basado en estas evidencias, el doctor Gonzales es contundente al decir que el mito “no tiene ningún sustento científico y debe ser desechado”.
Y sin embargo, cabe señalar que sí existe una condición especial en ciertas personas de raza negra que las hace proclives a resentir la altura. Se trata de una enfermedad llamada anemia falciforme, que consiste en la presencia de hemoglobina anormal, del tipo S. En esta condición, los glóbulos rojos –cuya forma redonda original varía hasta asemejar a una hoz–, transportan menos oxígeno que los glóbulos normales. Los individuos que la padecen, al ser sometidos a condiciones de riesgo, como en este caso la altura, pueden presentar cuadros que van desde dolores en manos y pies hasta infecciones agudas que pueden derivar en meningitis y neumonías. También se ha registrado problemas en órganos como bazo, pulmones, riñones, hígado e incluso derrames cerebrales y problemas óseos.

Como se trata de un rasgo hereditario, que suele presentarse en personas de raza negra, la gente suele atribuirlo a una condición racial. Pero la verdad es que solo un porcentaje de personas negras padece de esta enfermedad. Hay estudios epidemiológicos realizados en países africanos donde apenas el 40% de la población ha registrado ese mal. “Los esclavos negros traídos al Perú [procedían] principalmente de la costa occidental africana, donde del 12 al 36 por ciento de la población es portadora del gen de hemoglobina S”, indica el estudio del doctor Gonzales, que cita otras investigaciones sobre este punto. Ahí estaría el origen del mito, pero también su debilidad.

Entonces, queda claro que no todas las personas negras tienen problemas con la altura. Los resultados del estudio hecho con la selección de fútbol son evidentes. Ninguno de los jugadores negros padecía de anemia falciforme. Las quejas tácticas, si las hubiera, tienen que ir por otro lado.


FUENTES:
GONZALES, Gustavo F. (Editor): El fútbol y la aclimatación a la altura. Universidad Peruana Cayetano Heredia, Lima, 1998.

BUSTAMANTE, Zulema, GARCIA, Roxana y MARTINEZ, Gabina. Genética, características de la hemoglobina s, anemia falciforme y haplotipos>. Trabajo preparado para la facultad de Bioquímica y Farmacia de la Universidad Mayor de San Simón; Cochabamba, 2002.